A photo of Audrey Casas
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Desde que comenzaron los confinamientos por COVID-19 en marzo, desapareció el sonido habitual de automóviles, autobuses y niños del estacionamiento de Cesar Chavez Middle School de Lynwood. Sin embargo, ese silencio se rompe algunos fines de semana de cada mes, en que cientos de familias acuden a las “fiestas pandémicas de autoservicio” que ofrecen alimentos gratuitos, tarjetas de regalo, artículos esenciales para bebés y otros artículos, además de opciones de entretenimiento para algunas de las comunidades del sur de Los Ángeles más afectadas por la pandemia.

Estas ferias masivas de alimentos y recursos fueron ideadas por Audrey Casas, educadora de Lynwood y graduada de la UCI (Licenciatura de Artes en Inglés en 2019). Poco después de que la escuela donde Casas trabaja hiciera la transición a la modalidad virtual a principios de marzo, le preocupaba que muchos estudiantes locales que dependen de los alimentos gratuitos proporcionados por el distrito pudieran pasar hambre durante las vacaciones de primavera. Las cifras previas a la pandemia indican que 5,4 millones de californianos experimentan inseguridad alimentaria y que 2,3 millones de ellos son niños. El COVID-19 ha exacerbado estas cifras, especialmente para aquellos que no son elegibles para la ayuda de la Ley CARES, tales como los inmigrantes indocumentados, los trabajadores que no declaran impuestos y los jóvenes clasificados como dependientes. En Lynwood, donde una de cada cinco personas vive en la pobreza, varios de los propios estudiantes de Casas habían sido víctimas de tales fallas burocráticas.

“Escuchar las historias de padres que habían perdido sus trabajos y no habían recibido ninguna ayuda gubernamental, realmente me hizo abrir los ojos”, comentó Casas. “Se acercaban las vacaciones de primavera, una semana en la que no se proporcionarían comidas escolares. Muchos niños se las arreglaban solo con la comida del distrito escolar, pero no entraban ingresos adicionales, no había luz al final del túnel y la gente no sabía de dónde obtener su próxima comida. Así que pensé: '¿Qué puedo hacer?'”.

En abril, Casas colaboró con otro maestro, Jeff Ballinger, para compilar una lista de 20 familias del Distrito Escolar Unificado de Lynwood (LUSD) que se encontraban en una situación especialmente desesperada. Se propusieron recaudar $2000, lo suficiente para comprarle a cada familia una tarjeta de regalo de $100 para artículos comestibles durante las vacaciones de primavera. La operación de recaudación de fondos, denominada Mastering Hope (Cultivar la esperanza), comenzó de manera informal y, al verdadero estilo pandémico, completamente en línea. En un solo fin de semana, a través de una serie de publicaciones de Instagram compartidas y promovidas por miembros de la comunidad, incluidas personalidades destacadas, como la presentadora de KIIS FM y la exalumna de LUSD Patty Rodríguez, Mastering Hope recibió más de $18 000 de cientos de donantes.

Desde entonces, los carnavales han llamado la atención de la comunidad y los medios de comunicación por igual, y Casas y Mastering Hope han sido nombrados en varias estaciones de radio y noticias locales. Con el “Dream Team” voluntario de Casas, compuesto por otros 12 educadores y profesionales de la salud de Lynwood, la organización ha recaudado más de $80 000 hasta la fecha y ha recibido innumerables donaciones de artículos.

Lo que comenzó como distribuciones de tarjetas de regalo a familias particulares se ha convertido en colectas organizadas de alimentos, y poco después en “fiestas pandémicas” que asistieron a hasta 2000 familias. Casas no quería recrear el aura ”silenciosa, antisocial, casi vergonzosa” de las colectas de alimentos a las que recuerda haber asistido cuando era niña, por lo que mientras hace cumplir las precauciones de salud adecuadas (los clientes usan mascarillas, hay distanciamiento físico y la mayoría permanece en sus automóviles), las ferias de Mastering Hope encarnan el lema de vida de Casas: “diviértete haciéndolo”. Casas reclutó malabaristas, equipos de roller derby y un DJ en vivo; comenzó a solicitar donaciones de juguetes y refrigerios para repartírselos a los niños que esperaban en sus automóviles; e invitó a un amigo y compañero organizador comunitario a atender un puesto gratuito de cafés especiales para padres. Además, la lista de recursos creció más allá de los artículos comestibles básicos: Mastering Hope ofrece ropa, útiles escolares, comida para mascotas e incluso cuenta con una clínica de salud mental emergente, además de “cosas divertidas”, como dulces y refrigerios gourmet que suelen escasear en tiempos difíciles.

“Mi objetivo principal es confundir a la gente”, indicó. “Quiero que piensen que están en un carnaval, donde los comestibles que reciben al final son solo un afortunado agregado”.

Para Casas, oriunda de Lynwood y pilar de la comunidad educativa de la ciudad, el recorrido académico no ha sido ni tradicional ni fácil. La estudiante de primera generación tenía 35 años y era madre de dos hijos cuando se transfirió a la UCI en 2017. Casas abandonó la escuela secundaria y lidió con un trastorno de abuso de sustancias durante años antes de decidir convertirse en educadora y orientar a estudiantes con trasfondos como el suyo. En la UCI, estudió una carrera en inglés con una especialización para futuros maestros; este otoño, después de dos décadas como gerente de oficina de LUSD, iniciará oficialmente su carrera docente en el aula de inglés de noveno grado, mientras comienza una maestría en educación urbana en Loyola Marymount University.

Actualmente, como presidenta de Mastering Hope, que acaba de recibir la condición 501(c)(3), Casas ha aprendido los fundamentos de la enseñanza y la recaudación de fondos al estilo de la UCI. En 2019, durante un curso de filantropía requerido para su especialidad secundaria (participación cívica y comunitaria) Casas fue elegida para representar a la UCI en The Philanthropy Lab en Dallas, una competencia donde los estudiantes universitarios compiten para entregar donaciones a una organización benéfica de su elección. Casas y su compañero lideraron el equipo de la UCI, que obtuvo su primera victoria, y recaudaron $35 000 para una organización sin fines de lucro de Santa Ana.

“Así fue como me familiaricé con los documentos del IRS y las organizaciones sin fines de lucro, y aprendí a ofrecer propuestas de recaudación de fondos”, comentó Casas. “Aplicar los principios de la narración de historias, la retórica y la creatividad, ser capaz de hacer conexiones y explicar de manera convincente a los donantes y filántropos por qué deben apoyar nuestra causa requirió de las habilidades y estrategias que aprendí en la UCI”.

Incluso antes de que haya terminado su última feria de donación, Casas ya se está preparando para la siguiente. Reconoce que su trabajo en los últimos meses, en que ha tenido que hacer malabares entre su papel de educadora, madre, organizadora sin fines de lucro y nueva estudiante de grado, todo durante la pandemia, ha sido agotador. Sin embargo, Casas explica lo siguiente: “el amor es acción, el amor es movimiento, el amor es trabajo duro… y tengo mucho amor por Lynwood y nuestro barrio”.

Siga a Casas en su cuenta @theaudreymachine en Instagram o comuníquese con Casas para apoyar a Mastering Hope en la dirección audreycasas@masteringhope.org.

Foto de Casas tomada por Adolph J. Lopez y diseñada por 789, Inc.

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